Desansiedad p.2
NOTA DE LA AUTORA
Qué vértigo da compartirse.
DESAHOGO PRIMERO, 2ª parte
Fue también a raíz de esa relación tóxica que comencé a buscar a mi padre. Me di cuenta de que necesitaba cerrar ese asunto. Sentía que, al irse, me había robado la posibilidad de conocer a mi familia. Es decir, la rama de parte del padre. Y que no quería morirme sin verles. También quería intentar entender a mi padre, pisar la tierra que él había pisado, sentir lo que había sentido, ir a su pueblo, encontrar la casa familiar donde él había crecido, y preguntar. El problema era que él venía de Egipto y, como se fue, yo nunca he tenido ninguna relación con ese país más allá de lo que cualquiera podría conocer buscando en Google y de lo que se nombra de Egipto por su inmenso patrimonio. Además, ¿cómo narices iba a encontrarle?, ¿con qué datos? Bueno, fue un trabajo duro pero, gracias a esta historia, que es bastante mágica y daría en sí para un libro, conocí a una de mis mejores amigas y tres años después de iniciar la búsqueda tras aquellos incidentes en Madrid, lo encontramos, con la ayuda de esta amiga. Lloré mucho al recibir un mensaje suyo una mañana. Eran tiempos pandémicos. Hablamos por videollamada. Él en Egipto; yo en España. Lloré de emoción porque me di cuenta de que le quería. Me salió de dentro un llanto profundo de amor.
En días posteriores, conocí a toda la familia, también por videollamada. Nunca les vi en persona. Y decidí cortar la comunicación con él porque me dio el mismo vive de persona irresponsable, victimista y manipuladora que mi madre. Y no necesitaba dos niños que cuidar. Ya tenía bastante carga con una.
Me doy cuenta conforme escribo de que aún no sé me ha pasado la rabia. La verdad es que mi familia de Egipto son buenas personas. Se portaron bien, pero yo me di cuenta de que el tiempo no se recupera, que no sentía verdaderamente esa conexión de familia, y que todos estaban convencidos de que mi padre era muy buen padre y nadie parecía entender que me había abandonado. Creo que él lo es había contado que todo era culpa de mi padre y, aunque he vivido con ella toda mi vida y sé que puede llegar a ser insoportable, me pareció muy fuerte que no entendiera cómo yo me sentía, no reconociera que él también se había equivocado y no viera el dolor que me produjo que ni siquiera me enviara un mensaje en todos esos años. Fui yo quien tuvo que buscarle y también quien tuvo que preguntarle por qué se fue. A día de hoy entiendo que lo hizo lo mejor que pudo y que no tuvo otra manera de liberarse de la relación tóxica que tenía con mi madre, pero me dejó a también en el camino. Y, para mí, ver que no reconocía nada, se victimizaba y encima pensaba toda la familia que era muy buen padre cuando ni siquiera había estado, para mí fue demasiado. Lo entendí pero no consideré que pudiera confiar en él. Tengo que reconocer que me dolió y que todavía no he conseguido perdonárselo. Supongo que lo que no le perdono a mis padres es que no se hayan trabajado. Mi madre sigue teniendo una foto suya del día de su boda en su habitación y siempre ha hecho de su ausencia algo insoportablemente presente.
Mi padre, en el fondo no desapareció. Solamente era un lugar en blanco, pero que estaba, que ocupaba espacio. Y yo necesitaba darle contenido. Obviamente eso no es culpa suya. Fue mi madre la que no pasó página y me recordó desde pequeña cada vez que me quejaba o no me gustaba algo que por lo menos ella estaba, no como otros, o que tendría que estarle agradecida por estar criándome y cosas como esa. Claro que entiendo que mi padre se fuera, ¿Cómo no lo voy a entender sabiendo como es mi madre? Pero la verdad es que él no me pareció ningún santo (sería más largo de contar, pero lo dejaremos ahí). Y eso de "buen padre", me pareció demasiado. Es como cuando mi madre me dice que ella es muy buena madre y cuando intento hablar de algunos de los episodios de maltrato siempre los niega y dice no recordar nada, o que soy yo que tengo la piel muy fina, etc. Aunque no conozco mucho a mi padre, me pareció que en ese aspecto son exactamente iguales, y que no tenía por qué soportar otra persona así en mi vida. Así que, con mucho dolor de corazón y bastante sentido común, le dije que ya no quería hablar más con él y por qué. Creo que no lo entendió, pero bueno. Espero poder perdonar por completo a mis padres y que el pasado ya no pese más.
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